Eternos destinos .

Cuanto menos comprendamos lo que buscaron nuestros padres y antecesores, tanto menos nos comprendemos a nosotros mismos, y así contribuimos con todas nuestras fuerzas a privar al individuo de sus raíces y sus instintos que lo guían."

Recuerdos, sueños, pensamientos de Carl Jung, (capítulo “La torre”). 1961.
(Gracias Anita)

Vi ahí de frente, dos destinos el que venia de muy lejos y el que esperaba en el camino hacia el horizonte..

Resplandecía uno, joven, con alegría, amor, baile, sexo y vuelos elevados, esperando el momento para protagonizar la escena. Mientras subía al tren del adiós aquel otro, milenario e imponente de tanta sabiduría y sabores, que hasta ayer, retuvo todo intento de poder Ser.

Torre que ilumina en sombras, con sus ojos y caricias hondas, se inclinó como ofrenda honrando sus muertos, reconciliando las generaciones desde su cuerpo mismo, llenando el agujero de distancias con lagrimas leales de amor y emoción por reconocerse en ese pasado y poder mirar lo que le espera por delante.

Me resuena como BSO el tango de Virgilio y Homero: “Después, que importa del después/ toda mi vida es el ayer / que me detiene en el pasado / eterna y vieja juventud / que me ha dejado acobardado / como un pájaro sin luz.”

Yo la vi, entre las sombras y el brillito de sus ojos y soy testigo de lo que puede ser su mañana. De lo que será. Porque si ella quiere, nunca más vendrá la noche oscura y los pájaros volarán hacia el mañana confiados en el impulso del ayer.

CI

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