Al alcance de nuestra esperanza

Sensaciones de la infancia, pocas y dispersas me llegan cada tanto, esta vez de manera profunda y reveladora, una fecha efeméride de las mas marcadas en el calendario nacional o de la única que nadie nacido por aquí puede obviar, con certezas o apenas garabateado en el paso por la primaria: el veinticincodemayodemilochocientosdiez.

Imágenes de actos escolares arriba del escenario como granadero, negrito vendedor ambulante de algo o baritoneando himnos y canciones alusivas en la ultima hilera del coro.

También y quizás la foto mejor guardada en mi memoria, de un mayo familiar único e irrepetible, de visita a La Plaza , chocolate, churros, desfiles, fiestas mallas y coronado con la lectura de mi viejo de ese hecho histórico relatado en un libro de tapa dura y roja que era parte de una colección a la que luego tuve a tiro cada vez que la historia me provocaba.

Desde esa infancia que se iba yendo, a marchas, actos y encuentros de homenajes, reivindicaciones o reclamos, muchas veces me encontré con la emoción de sentir al otro como a uno mismo, movilizados y unidos, diferentes y a la vez tan parecidos, momentos que en algún rincón del corazón me hicieron feliz sentirme parte de una historia y del sueño común de la utopía.

Pero la verdad, veinticinco de mayo no recuerdo otro como aquel, donde arrojado encima de mi papá escuche a fuego lento por vez primera esa historia apasionante que el leía emponchándome en un fervor que guardo hasta hoy.

Hoy ,es casi treinta años después, donde revivo ese misterioso entusiasmo y deseo de sentirme pueblo, el que siempre supo, sabe y sabrá de que se trata.

Pero hoy, también es el tercer mayo de Manuel y quizás esto eleve aun más mi valoración por esa sensación emocionante de reconocerse, reconocernos en una historia que tuvo y no puede dejar de tener un mayo para el encuentro y la construcción colectiva de nuestros sueños.

Con la excusa de celebrar un bicentenario del mayo de 1810, sin acreditación especial, sin trapo sectorial, pero asumiendo felizmente que este tiempo tiene muchas de las razones ideológicas y folclóricas, ¿por que no?, que nos identifican en plenitud, salimos a caminar las calles patrias con todos y por todos.

La emoción compartida se hace bandera flameante libre y luminosa, ahí nomas  
al alcance de nuestra esperanza.                                                                              
Por eso este texto, abrazo y brindis por las sensaciones que nos encuentren.     
Salud

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